lunes, 28 de marzo de 2011

Una última espinita... marista

Ha sido tanta la actividad en este blog que se me ha escapado un detalle al post que bajo el título 'Carta anónima remitida a mí' y publicada en este espacio el pasado 1 de marzo recibí.
Lo siento, pero fue el origen de buena parte de todo esto y no me marcho de este mundo sin hacerlo público.
Decía el anónimo remitente lo siguiente en su misiva:
'Raúl perdona pero no puedo considerarte como amigo., y eso que compartimos muchos ratos buenos: excursiones con el cole, recreos, exámenes, alguna que otra cerveza por Talavera, viaje de final de curso a Canarias, que por cierto tu no quisiste participar en la recogida de dinero ( te considerabas por encima de los demás?) y quisiste ir al viaje….no lo recuerdas?'
¡Ay  anónimo ex-amigo! Vuelvo a repetir que tener buena memoria es a veces una desgracia. Me apostaría contigo a que no recuerdas cuánto se tenía que aportar para además de los ingresos obtenidos por la venta de la Lotería de Navidad o la fiesta de fin de curso de 3º de BUP (en la que, por cierto, fui quien hizo el cálculo de las bebidas a comprar). Te lo diré: 15.000 pesetas de aquel entonces. Yo avisé a Paco Rojas, con el que he enterrado el tema y del que fui compañero de Colegio Mayor en Madrid, que contara con que de las papeletas de lotería (que mi padre se encargaba de vender en su negocio) me iban a sobrar unas 50 participaciones, para que cuando se ajustaran las cuentas con la Administración se descontaran del respaldo de los décimos de Lotería.
Paco, o no lo dijo, o se le olvidó o yo no me expresé para que él lo entendiera. El caso fue que la tarde anterior a que hubiera que liquidar la venta a la administración de Lotería, buena parte de la clase, apoyándome, se reunió en 'La Costa' (el bar que poseía el padre de Santi Rivas) y ayudó a vender casa por casa las participaciones.
Todo pareció quedar tranquilo ese mes de diciembre de 1981, se solventó el problema y ya está. Gracias a todos los que me echásteis una mano en ese asunto. Porque me demostrásteis amistad y compañerismo.
Inciso: repito que lo de Paco Rojas está olvidado y tengo una buena relación con él.
El asunto grave fue cuando, planificando la excursión de fin de curso, llega el señorito Hermano Fabián y dice que yo, en vez de 15.000 tengo que poner 20.000 pesetas por ir al viaje.
Entonces era un dinerito (ya digo que entonces ya estábamos en 1982) y mi padre, junto con mi hermana, se fue a hablar con Fabián para que le dijera la razón de por qué yo tenía que pagar 5.000 pesetas más.
El tal Fabián no entró en razones y dijo que yo había causado pérdidas en el asunto de la Lotería de Navidad y que por eso tenía que pagar ese exceso de dinero. Mi padre se negó en rotundo.
¿Pero sabes ex-anónimo amigo? que los tres firmantes con poderes para disponer de la cuenta de la clase eran, si no recuerdo mal, 'Chencho Martínez', otro compañero (de este si que no me acuerdo) y el profesor Ángel Ballesteros, con firmas mancomunadas de dos de los tres titulares ¿Te acuerdas dónde estaba abierta la cuenta? Yo sí: en el Banco de Castilla ¿Sabes que me entregaron esas 5.000 pesetas de la cuenta entre los dos compañeros de clase mediante un reintegro? ¿Sabes que Ballesteros ni abrió la boca? ¿Sabes que no pude ir porque las plazas estaban ya cerradas y no había ni un asiento disponible para mí? ¿Sabes que esa semana de excursión que tú, al parecer, disfrutaste, la pasé en soledad, porque mis amigos estaban todos fuera? ¿Sabes que Paco Jociles y yo ya habíamos creado sueños de adolescente que a mí se me truncaron? ¿Sabes que mi padre me dio la razón y me entregó esas 15.000 pesetas para que yo las disfrutara como compensación cuando en aquel entonces teníamos pagas de 500 o 1.000 pesetas a la semana?
O sea que yo 'no quise participar en la recogida del dinero', según dices.
Mira, ex-amigo. Me alegro de llamarte así. De verdad, amigos como tú me sobran, porque tengo decenas de amigos que me aprecian. Y como no sé quién eres, me da igual. Seguro que hace mucho que no nos vemos ni tenemos muchos ratos buenos que recordar. A lo mejor, mi memoria me podría hacer hablar de ti, supongo que tú no eres perfecto. Pero como no sé ni quién eres, llévate con esta réplica mi mayor repulsa a tus injustas palabras.
Tú, desde tu anonimato, sólo me mereces el mayor desprecio.
Y lo siento, pero es que esta última espinita me escocía en el corazón. Y la tenía que publicar. Porque si no, el que calla otorga. Y esa frase no la tolero.
Porque lo de que 'no quise participar en la recogida del dinero' es una mentira tan grande como que este planeta donde tú y yo vivimos se llama Júpiter.

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