viernes, 25 de febrero de 2011

cuentas pendientes (VI)

Son ya varios los amigos y familiares que me piden que deje ya de hablar de estas ‘Cuentas Pendientes’. Tranquilos, ya queda poco. Lo otro, lo más gordo, me lo callaré. O bien porque no lo presencié o bien porque eran rumores. Y no seré yo, porque eso no vale en Periodismo, quien hable por la razón de que ‘cuando el río suena agua lleva’. Hay que constatar y contrastar los hechos. A no ser que uno los presencie directamente, como es en estos casos.
Me está pasando como al toro de buena casta. Cuanto más me pican más bravo me vuelvo. Tal vez este serial de ‘Cuentas Pendientes’ podría haber acabado en tres entregas, cuatro a lo sumo. Ahora, los recuerdos, o los testimonios de amigos que me hacen rememorar pasajes olvidados, me obligan a culminar cuando me plazca todo el cúmulo de hechos injustos que uno puede asistir a ver a lo largo de once años en un colegio.
Porque esta serie de artículos no es por rencor ni por venganza, ES POR RECLAMAR JUSTICIA ANTE HECHOS INJUSTOS QUE PRESENCIÉ: maltratos físicos, psíquicos y diversos actos que califico de repugnantes.
Voy a contestar en este blog los comentarios que libremente han realizado en mi contra algunos internautas que se han dignado en leer mis líneas. En primer lugar, gracias.
Leo, con incredulidad, lo que aparece en el comentario a mi ‘Cuentas pendientes II’ en http://www.lavozdeltajo.com/ (sección de Opinión) y que publica ‘alvaro gutierrez diaz - 20/02/2011 @ 10:01:09 (GMT+1) en la sección de comentarios de la página web de ‘La Voz del Tajo’’: dice el librepensador: ‘Raúl, cada vez vas a peor. Me encanta el comentario anterior, en la cabeza no tienes ni tinta. En qué momento del día te pones a escribir.....
Me parece lamentable que se utilice un medio de comunicación cómo arma vengativa, y realmente te aseguro que ninguno de tus compañeros te apoya en esta historia, te lo vuelvo a repetir…… quien no te conozca que te lea y te crea.
Yo como compañero tuyo te podría recordar también ahora muchos detalles de tu vida como alumno, tú
[sic] falta de compañerismo y tu falta de solidaridad, con todos nosotros. Todos tenemos un pasado que muchas veces no nos gusta recordar, como también un presente, que quizás algunas veces nos nuble la inspiración para escribir. Deja ya de intentar ganar protagonismo a cualquier precio y cambia de estilo.’ Bien, Álvaro, bien. Ni te recuerdo ni creo que hayamos compartido siquiera una asignatura en algún curso, pero bien vale que tengas tus minutos de gloria como decía Warhol (si sabes quién es Warhol, claro). Mira, Álvaro: ¿falta de compañerismo? ¿De qué me conoces? ¿Falta de solidaridad? Explica cuándo y cómo. ¿Arma vengativa un medio de comunicación? No, no y no. Medio de reclamar justicia. Hablas de ‘todos nosotros’ ¿Pero quiénes erais ‘todos vosotros’ si ni siquiera sé quién eras tú?
Dices que en la cabeza no tengo ‘ni tinta’. Mal andaría si entre mis neuronas no circulara sangre y sí circulara tinta. Preocúpate por la tuya. Ya que ante tu buen estilo te considero un ejemplar de literato de salón, con no se qué pretensiones, pero, ten por seguro que no estoy en absoluto nublado en mi inspiración al escribir. Si supieras lo que cuesta sacar adelante una decente columna de opinión lo entenderías. Y si, como tú mismo reconoces, ‘todos tenemos un pasado que muchas veces no nos gusta recordar’, a otros, como yo, el pasado nos persigue y hay momentos, en los que teniendo la oportunidad de hacerlo, nos gusta saldar cuentas con él.
No me vengas con milongas, Álvaro, si es así como verdaderamente te llamas. Yo doy la cara aquí y en un semanario cada siete días. Al respecto de ‘ganar protagonismo’ no te diré nada más que a lo mejor el que intenta ganar protagonismo eres tú. Y el que está identificado soy yo, tú, puedes ser Álvaro o Ricardo o el nombre que hayas querido inventarte. Yo voy con la cara alta y mi foto y mi nombre y apellidos salen en este blog y, cada semana en la mancheta de La Voz del Tajo y mis opiniones en la contraportada de dicho semanario. Identifícate y a lo mejor te reconozco. Pero excepto a Álvaro Ortiz, jamás recuerdo haber tenido un amigo o compañero con ese nombre.
Voy a extenderme, porque parece que mis palabras escuecen en más de una conciencia. Publica (este es un lugar abierto a todas las opiniones) ‘35 Pedro Alonso - 23/02/2011 @ 20:10:08 (GMT+1)’ el texto que aparece a continuación:Siendo como fui compañero de Raul en su día, me da pena lo que escribe por lo siguiente:
*       Supongo que también tendrá que ajustar cuentas con su padre y madre, pues algún cachete o tirón de orejas recibiría no? ¿O tan bueno eras?
*       Raúl , no se si tienes hijos, y si los tienes ¿nunca le has dado una azote o similar...? Qué encanto de crío....
*       En todos los años que fuiste alumno de ese colegio u otro, ¿no tienes nada que agradecer, reconocer como positivo de algún otro? Sería bueno saberlo.’
Estimado Pedro Alonso. Tampoco sé en qué curso coincidimos, por lo cual espero me lo indiques. Pensándolo bien, quito lo de estimado: lee esto, Pedro Alonso: No sé si tú tendrás hijos, pero a mi me sobrecoge que mi hijo de cinco años cuando cumpla seis estuviera bajo la tutela de un profesor que le golpeara en la cabeza con la ‘chasca’ que tanto se empleaba en aquellos tiempos. Mira, la educación de los padres puede implicar, aunque a lo mejor la Ley lo prohiba, el que se de un cachete a tu propio hijo. Pero ¿quién es un extraño que cobra por enseñar y NO POR PEGAR a los niños para dar una paliza a un ser humano de nueve años? Dame una, solamente UNA razón. Respecto a mi formación, ya dije en su momento que debo buena parte de ella a Los Hermanos Maristas. Yo no me escondo. Pero también dije que EL TALENTO es lo que marca el destino y el desarrollo de las personas. En Los Maristas había buenos profesores, pero también los había nefastos. De Los Maristas han salido personas que actualmente son jueces, subdirectores de un medio escrito (mi caso) pero también han salido gente sin futuro o que no tenían suficiente formación. ¿O es que se creen que eran perfectos sus profesores? Definitivamente: NO.


miércoles, 23 de febrero de 2011

cuentas pendientes (V)

Resulta, cuando menos curioso, algunas reacciones que percibo tras este elenco de episodios estudiantiles que, encima, el actual director del Colegio de los Hermanos Maristas, que en aquella época de mi infancia, ni yo le conocía, ni estaba en el centro, ni se le esperaba, intenta rebatir ahora con métodos en cierto modo coercitivos. No, majete, no, vamos a contar todo y cuanto más sepa la gente la trascendencia de mi blog, a lo mejor no tenéis dinero ni para pagar al procurador. Tranquilo, que sé lo que me digo.
En el fondo, sin conocerte ni cara a cara la conversación telefónica que mantuvimos hace recientes fechas me recordaron a la prepotencia con la que hablaba tu compañero Fabián. Es mi opinión y en el amparo de la libertad de expresión digo: tu tono, y digo ‘tu’, porque no tengo por qué usar el trato de ‘usted’ tras la conversación telefónica que mantuvimos, me parece que has captado buena parte de la prepotencia que tu predecesor Fabián predicó. Puede, en mi opinión, que sean aires chulescos, pero hay algo más grave que te quiero transmitir. Antes, erais los números uno. Los padres buscaban como locos el que sus hijos ingresaran en una escuela de ‘élite’ como Los Maristas. De eso ya no queda nada.
Como aún voy a dar mucho la coña con vosotros y dada la actitud nada conciliadora que despiden tus palabras dirigidas telefónicamente hacia mí e incluso hacia el director de La Voz del Tajo, de tantas y tantas barbaridades que me han tocado presenciar empezaré por una, que puede ser investigada por la Inspección Laboral. Señores inspectores, instancias cuidadoras de los derechos laborales de los profesores de los Hermanos Maristas: ¿por qué no se dan una vuelta por si acaso hay algún profesor que no tiene su relación laboral en las condiciones legales? Juro que, al menos, hacia primeros de los 90 conocí el caso de una profesora de inglés de aquel centro que no estaba dada de alta en la Seguridad Social. ¿Vamos a más?
Como ya esta sección está desvinculada de La Voz del Tajo, no tiemblo a nadie, y menos a quien no me conoce. Pero aún hay cosas peores que contar. Ha habido abusos, han habido incidencias que también contaré en este blog. Lo dije: No os vais a ir de rositas.

miércoles, 16 de febrero de 2011

cuentas pendientes (IV)

(En teoría esta columna iba a ser publicada el 22/02/2011. Pero la posibilidad de querellas hacia La Voz del Tajo [Talavera de la Reina] me ha provocado que reflexione y sea yo y no el medio escrito el que asuma su contenido y sus posibles consecuencias.) Con un par.


Cuentas pendientes (IV) (y las que quedan)
El otro día me decía un exalumno marista que si no iba a hablar del ‘Hermano Fabián’, del que también él tenía desagradables recuerdos. Pues claro, hombre, cómo no hablar del peor director de un colegio de esta ciudad desde hace 40 años.
En 2º de BUP, en los Hermanos Maristas de Talavera, me tocó también esa desagradable experiencia de conocer a este 'Hermano Fabián', de cuyo fallecimiento nos hicimos eco aquí hace ya varios meses. Este de hermano tenía poco y sí mucho de férreo director del centro, además de impartirnos clases de Ciencias Naturales, lo que hoy suena tan raro como Conocimiento del Medio. Insisto en lo de lo estrambótico de los nombres. ¿Conocimiento del medio?: pues está claro, saber dónde está la mitad.
Perdón por el mal chiste.
Bien, el tal Fabián era un autoritario con más galones que muchos mariscales. No haré leña del árbol talado, tampoco yo era un ángel en aquella plena adolescencia de 1981, pero él lo era bastante menos. Él era casi un ángel caído. En el emporio de Marcelino Champagnat (creador de la organización marista) sobran muchos y faltan otros.
Lo peor de todo vino en 1982. Nunca mi padre había ido a visitar al director ni a ningún profesor por mi causa. En aquella ocasión tocó, cerca del verano, que mi padre tuviera sus más y sus menos con el hermano-capullo de Fabián, por un asunto del que nunca fui responsable pero que me impidió ir a la gran fiesta final de despedida con los compañeros de mi clase y de tantos alumnos que empezamos a recibir juntos las diversas asignaturas desde primeros de los años 70 del siglo pasado: la excursión de fin de curso. La injusticia fue tal que mis compañeros solidariamente me apoyaron en todo momento, incluso económicamente. En aquel entonces era una ilusión la despedida, un adiós mágico del que me privó este excelente hijo de su santísima madre (por no faltarle el respeto a quien trajo al mundo a tamaño capullo).
Uno de los actuales hijos adoptivos de esta ciudad que allí impartía sus clases debió sentirse culpable de haber contribuido a la vil maniobra sobre mi persona, ya que así fue y lo tengo constatado, porque, tras suspenderme en, al menos, dieciséis evaluaciones de distintas asignaturas durante la etapa regular del curso, quince me las aprobó en junio (sin que yo pusiera ningún esfuerzo en los exámenes, debido a mi desánimo) supongo que por su cargo de conciencia. Sólo tuve que asistir en septiembre a una evaluación pendiente de Latín. Aún seguimos sin hablarnos.
Al respecto de este último individuo con título de hijo adoptivo talaverano, contaré una anécdota: estábamos estudiando los calificativos en griego clásico; y este actual hijo adoptivo comentó el significado de 'bello' en la lengua de Eurípides en sus acepciones de adjetivo positivo, comparativo y superlativo: respectivamente eran 'kalos' (bello), 'kalion' (más bello) y 'kalistos' (el más bello). Como yo, por aquel entonces, y valga la inmodestia, era muy resultón físicamente, aunque no me comía un rosco, el ilustre hijo adoptivo cambió esos términos, para risa general del aula: dijo, (traduciendo después) 'kalos' (bello), 'kalion' (más bello), 'Raúl' (el más bello, aunque, como comentaba anteriormente, en esa lengua el superlativo era 'kalistos'; recuerden 'La Celestina’ y a Melibea).
Como donde las dan las toman, también le tocó explicar al ínclito lo mismo con el adjetivo 'pequeño' en ese idioma: 'mikros', (pequeño) 'meion' (más pequeño), ‘mikrótatos' (el más pequeño). Y, antes de que terminara y él dijera ‘mikrótatos’, clamé en voz alta: 'Ballesteros'. Creo que nunca me lo perdonó, aunque tampoco lo sé porque ya he dicho que no me hablo con él. Pero la clase entera se descojonó de risa.
Saldo ante los demás, en negro sobre blanco y en este espacio, e intento hacer reflexionar a aquellos profesores que cometieron injusticias flagrantes, infligieron castigos corporales y discriminaciones irracionales si tienen la conciencia tranquila.
Si así la tienen, tranquila, malditos sean.
Dentro de poco, más.