Mi amigo Pepe es y será un mujeriego. No sé si recuerdan la anécdota que relaté en 'La Voz del Tajo' sobre él y el día que tras la realización de la relación correspondiente a la coyunda se marchó a su casa calzando un zapato propio y un zueco de la 'coyundada'. Ahi describí que su madre le despertó a 'zuecazo' limpio.
Hoy me toca relatar, porque no es publicable en La Voz del Tajo, otra de 'Pepe el del zueco'.
Pepe se echó una preciosa novia sudamericana, nada de estas que van a pillar cacho, porque su familia en América era rica, pero, como le gustan más las mujeres que a un tonto una tiza, en medio de su relación y achacándolo a un 'no sé dónde estoy' se metió en un prostíbulo. Allí hizo lo que allí se hace, usando un preservativo.
No fue eso lo malo. Después de proceder al fornicio con la ínclita, se le olvidò, de lo subido de vueltas que iba, el quitárselo.
No va más.
Y llega Pepe y se presenta en casa con una borrachera del 42 y se mete en la cama. Pero, vaya, caray, su, entonces novia sudamericana echa mano al asunto y descubre el tomate. Su novio lleva puesto un preservativo usado y con el resultado masculino dentro de él.
Hay que querer mucho a una persona para pasar eso por alto, pero ella lo hizo. Y puedo garantizar que, por su belleza, podría tener a cualquiera a sus pies. De hecho tenían fijada fecha de boda en un país americano, del que no hago mención.
Pero ya el final llegó cuando Pepe, indómito e indomable infiel, fue 'pillado' por su novia besándose con otra chica en una conocida cervecería talaverana. Hasta ahí llegó su relación.
Ella le mandó a hacer puñetas, con toda la razón del mundo, al fin al cabo, bastante había aguantado.
La boda, programada desde hacía meses, se fué al traste y mi amigo Pepe sigue haciendo de las suyas.
Pero es que mi amigo Pepe es mucho Pepe.
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